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Y la primavera llegó…

Se aproximan las semanas determinantes de la floración.

Los agricultores están, más que nunca, atentos a la meteorología. Después de los generosos registros de precipitación de febrero y marzo aumentan las posibilidades de que haya una cosecha aceptable en la campaña 2024-2025, incluso en secanos. Sin embargo, a día de hoy nada es seguro. Buena parte de la próxima cosecha de aceituna se decidirá en cuestión de semanas, cuando se produzca la floración del olivar. Como es bien sabido, este proceso comienzo en las zonas más bajas y cálidas y concluye en las más frías y elevadas. Pues bien, la clave estará en las temperaturas. Si impera el bochorno el cuaje caerá de forma drástica, sobre todo en los secanos. Si, por el contrario, predominan los frescos vientos de poniente, aumentarán las expectativas. De cualquier manera, el olivo es un árbol “sabio” que adapta su carga a la cantidad de fruto que realmente es capaz de llevar a buen puerto. Por tanto de lo que ocurre en la segunda quincena de abril y la primera de mayo dependerá la futura producción. Sea como sea, lo que está garantizado es que la abundancia polínica, tanto del olivar como de otras plantas, traerá por la calle de la amargura a los alérgicos. Si la primavera continúa seca y calurosa no habrá prácticamente tregua para ellos. En cambio, se hay fresco e inestabilidad la polinización se extenderá a más semanas y por tanto no será tan agresiva. En definitiva, la evolución meteorológica dirá lo que ocurra.